Cuando los pingüinos retornan, llega la primavera a Chubut

 

El 11 de septiembre pasado llegaron los primeros pingüinos de magallanes a Chubut. Esta llegada se espera con expectativa y desde hace unos años se sigue como en un streaming gracias a unas cámaras instaladas en el área protegida de Punta Tombo, que los monitorean mientras permanecen para reproducirse.

Los pingüinos de Magallanes viven en las costas de Sudamérica, desde el sur de Brasil, costa de Uruguay hasta el centro de Chile, incluyendo el Cabo de Hornos y las Islas Malvinas. Forman colonias donde pueden cohabitar hasta 200.000 parejas.

El año para el pingüinos se divide en dos: época reproductiva y época de alimentación. Esto no quiere decir que mientras de reproducen y crían sus hijos no se alimenten, pero no es su actividad principal.

Existe un mito sobre la monogamia del pingüino de Magallanes. Antes se pensaba que tenían una única pareja toda su vida, pero ahora sabemos que no es tan así. Estudios genéticos revelaron que un 25% de los pichones no son hijos biológicos del macho que los incubó, es decir de la pareja actual que comparte un nido. Se sabe que son monógamos durante muchas temporadas de cría, sin embargo, si una pareja no logra criar pichones, tienden a separarse en la siguiente temporada.

La época reproductiva comienza cuando los machos llegan a la colonia a poner a punto los nidos, limpiarlos y acomodarlos. Los nidos son huecos en la tierra árida, bajo plantas de poco porte, al resguardo del viento patagónico. Unos 15 a 20 días después comienzan a llegar las hembras. Se empiezan los llamados, como gritos de reconocimiento y rencuentro de parejas, seguido de caricias con los picos que se mantienen el tiempo de crianza. Ponen dos huevos y los incuban entre ambos padres durante 40-42 días, alternándose por turnos. Mientras uno los incuba dándoles calor, el otro se va al mar a nadar o alimentarse. El período de crianza de los polluelos varía de 60 a 120 días.

Son aves no vuelan, caminan despacio, pero maravillan cuando nadan y bucean. Pueden sumergirse hasta 90 metros para buscar alimento. Comen peces de mar adentro como la anchoíta, la sardina, la merluza y calamares.

Al final del verano, todos migran hacia el norte hasta Uruguay o incluso el sur de Brasil. En la página https://www.globalpenguinsociety.org, de la Global Penguin Society, una reconocida organización dedicada a la conservación de las especies de pingüinos del mundo, se puede seguir la migración de algunos pingüinos que tienen un dispositivo con seguimiento satelital para estudiar sus comportamientos. Además, tiene nombres elegidos por niños de escuelas de Chubut. En este momento ya llegaron dos de ellos a Punta Tombo: Leo di Caprio y Antonia. Mientras que Messi aun esta en el rio de la Plata y Kuhn Agüero anda en Santa cruz, en la Bahía San Julián.

La Reserva Provincial de Punta Tombo, en Chubut, es el hogar de la colonia continental de pingüinos de Magallanes más grande del mundo, donde miles de ejemplares llegan para reproducirse desde septiembre hasta abril. Fue creada en 1983 y cuenta con senderos elevados para recorrer la zona sin alterar a los pingüinos que pasan por debajo del sendero o se juntan a hacerse arrumacos o están incubando en sus nidos. Mientras se los observa se escuchan frecuentes gritos de llamada a las parejas para el reencuentro.

Un equipo de científicos argentinos del IBIOMAR (Instituto de Biología de Organismos Marinos) de Puerto Madryn, Chubut, y del  IEGEBA (Instituto de Ecología Genética y Evolución de Buenos Aires), ambos de CONICET, publicó el año pasado una revisión crítica del uso de bioregistradores en aves marinas en Sudamérica. En el estudio se describen diversos tipos de bio-registradores utilizados en investigaciones sobre aves marinas. En un estudio realizado con acelerómetros colocados en la cabeza de pinguinos de Magallanes, combinados con cámaras de video, pudieron caracterizar los movimientos asociados a cuatro tipos de comportamientos de captura de presas.

Gracias a estos dispositivos se sabe que, durante las incubaciones, los pingüinos salen a alimentarse a más de 100 km de sus sitios de nidificación.

El gasto de energía durante los períodos de inmersión con capturas de presas fue de tres a cuatro veces mayor que durante los períodos de inmersión sin capturas. los pingüinos que invierten más energía durante las inmersiones (por ejemplo, nadando más rápido o buceando más profundo y por más tiempo) probablemente emplean mayor esfuerzo para captura de presas, lo que puede traducirse en una mayor eficiencia en la obtención de alimento, pero también en un mayor gasto energético global. Sin embargo, cuando el aumento en energía gastada no resulta en mayor captura, puede traducirse en una menor eficiencia energética, afectando la supervivencia y el éxito reproductivo, especialmente en ambientes con baja disponibilidad de presas.

Por otra parte este trabajo pone en evidencia que a veces, estos bio-registradores aumentan el esfuerzo energético al tener que llevar un peso extra sobre el cuerpo de animal haciendo que disminuya la eficiencia en la captura de alimento. Es necesario reducir los impactos, promoviendo un uso responsable y ético de las tecnologías, con el objetivo de obtener datos de calidad que permitan comprender mejor su biología, comportamiento y áreas de alimentación. Esto es crucial para diseñar estrategias de conservación efectivas, especialmente en un contexto de deterioro ambiental.

Otra buena y verde es que, para preparar las costas para la llegada de los pingüinos, la Global Penguin Society impulsó una limpieza que contó con la colaboración de más de 750 personas.

Participaron voluntarios de la Escuela Secundaria N.º 776 de Playa Unión, de la Universidad del Chubut, guías de turismo y el Club Municipal de Ciencias y Tecnología de Puerto Madryn.

¿Qué encontraron? Plásticos de un solo uso (botellas, bolsas, tapitas), sogas, redes, tanzas, vidrios y metales oxidados. En una sola jornada retiraron 1.500 kilos de residuos y unos 200 cajones de pesca, que son arrojados al mar por barcos pesqueros cuando se rompen.

Todo el material fue enviado al centro de reciclado, y los cajones de pesca tendrán una segunda vida: se transformarán en bancos y mesas para escuelas. 

Escuchalo en https://open.spotify.com/episode/3e87FQNPte5SWwb7bJEiH4?si=c2f25bd6024848c6


Alicia Córdoba

Naturalista, curiosa, caminante. Bióloga, docente e investigadora, egresada de la UNC. Comunicadora y divulgadora en ciencias. Gestion y Politica ambiental y Jardinera regenerativa.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Popular Items